Erdogan y Putin llegan a Teherán para la cumbre tripartita que decidirá el destino de Idlib
La cumbre tiene el objetivo de alcanzar un acuerdo sobre la ofensiva que el
régimen sirio planea contra la provincia, último bastión de los rebeldes en el
país
El grandilocuente comunicado final de la cumbre destacó que
las tres partes habían acordado decidir “en un espíritu de cooperación” el
destino de Idlib y garantizar la integridad territorial de Siria. Turquía, que
respalda a una parte de la oposición, negocia directamente con Rusia e Irán,
aliados de Damasco, los pasos para poner fin al conflicto en el país árabe
mediante el llamado proceso de Astaná.
Las conversaciones
celebradas en la capital de Kazajstán, a las que han asistido
representantes del Gobierno y la oposición, se han centrado en las modalidades
de alto el fuego y han marginado el diálogo político, suspendido desde hace un
año tras el fracaso de la última ronda negociadora auspiciada por la ONU en Ginebra.
En sus
declaraciones públicas, Putin y Rohani insistieron en la necesidad de continuar
la lucha contra el “terrorismo”, y se sumaron al presidente turco para declarar
que todos los refugiados deben regresar a Siria cuando se den las condiciones
de seguridad suficientes. El duelo verbal que mantuvieron Erdogan
—advirtió del peligro de que se produzca una “masacre”— y el líder ruso
—opuesto a un alto el fuego con los insurgentes— fue reflejo de la brecha que
separa las posiciones de Turquía y Rusia, según la información de France
Presse.
De la cumbre
de Teherán parece derivarse un aplazamiento del asalto finala Idlib, a la espera de fraguar un acuerdo en la reunión que los
tres presidentes tienen previsto celebrar en Rusia en una fecha aún no
concretada. “Para devolver la paz y la estabilidad a Siria hay que combatir el
terrorismo”, puntualizó el mandatario iraní, “pero sin hacer sufrir a la
población civil con una política de tierra quemada”.
El presidente deEstados Unidos, Donald Trump advirtió el martes a Moscú y Teherán de
que no cometan el “grave error” de participar en un “descabellado ataque” del
régimen a la provincia rebelde. “Cientos de miles de personas pueden morir. ¡No
dejéis que eso suceda!”, enfatizó. La cumbre tripartita también tuvo un mensaje
para Washington, al cuestionar su alianza con las milicias kurdas, para que
deje de alentar “entidades sobre el terreno con una agenda separatista so
pretexto de estar luchando contra el terror”.
Mientras los
líderes hablaban, las aviaciones de combate rusa y siria han seguido
bombardeando posiciones rebeldes a pequeña escala al sur de Idlib. Los ataques
causaron la muerte de un civil y de cuatro milicianos, según informó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos,
ONG que cuenta con una red de información sobre el terreno.
Corredores humanitarios
El mediador de Naciones Unidas paraSiria, Staffan de Mistura, ha llamado a las grandes potencias a
evitar un nuevo “baño de sangre”. El veterano diplomático se dirigió ayer al
Consejo de Seguridad para reclamar un “ultimátum” a los combatientes a fin de
permitir la apertura de “corredores humanitarios voluntarios” para la población
civil. En su mensaje por videoconferencia desde Ginebra, De Mistura solicitó
que se habiliten vías de salida por el norte y el este, en dirección a Turquía,
y hacia el sur, en territorio controlado por tropas gubernamentales.
“No parece
haber una solución militar obvia para neutralizar a los yihadistas de Idlib”,
consideran los analistas de InternationalCrisis Group (ICG), “pero es evidente que una ofensiva destructiva de
Siria y Rusia no debe ser la respuesta”. Incluso en el caso de que su lograra
derrotar a estos grupos en el campo de batalla, la amenaza yihadista seguiría
vigente.
Como ya ha
ocurrido en la región del valle delÉufrates tras la victoria territorial sobre el ISIS, los expertos
del ICG anticipan que los remanentes de las milicias yihadistas pueden seguir
librando una “guerra asimétrica en Siria y fuera de sus fronteras, en zonas no
controladas por los Gobiernos de la región”. En el caso de los combatientes
extranjeros, se forzaría además su regreso a Estados y territorios islámicos y
a sus países de origen en Europa.
30.000 rebeldes, tres millones de civiles rodeados
Israel no
solo financió a un grupo rebelde sirio en la frontera de los Altos del Golán
—territorio sirio ocupado desde 1967— como trascendió hace un año, también armó
y equipó al menos una docena de organizaciones insurgentes para que mantuvieran
a raya a milicias proiraníes, como la libanesa Hezbolá, y yihadistas afiliados
al Estado Islámico.
Una
investigación de la revista ForeignPolicy, que ha entrevistado a decenas de insurgentes sirios para
elaborar la información, ha revelado que Israel comenzó a prestar apoyo en 2013
a la rebelión contra el régimen del presidente Bachar el Asad, y que dejó de
hacerlo hace un mes, cuando las fuerzas gubernamentales sirias reconquistaron
las provincias fronterizas de Deraa y Quneitra.
El Ejército
israelí ha admitido que ha prestado ayuda humanitaria a rebeldes sirios en
zonas próximas al Golán. En centros
sanitarios del norte del país y en una clínica de campaña ya
desmantelada han sido atendidos en los cinco últimos años unos 5.000 heridos
sirios, en su mayoría hombres en edad militar. Una investigaciónde The Wall Street Journal reveló en 2017 que, además de
medicinas, ropa y alimentos, Israel había estado entregando dinero en metálico
a los insurgentes para que pudieran pagar sueldos a los combatientes y comprar
armas y municiones.
Foreign Policy detalla
ahora que cada miliciano sirio recibía un salario mensual de 75 dólares (65
euros). La entrega directa de armas se llevó a cabo a través de los tres pasos
fronterizos habilitados para la ayuda humanitaria. Además de fusiles
de asalto, Israel transfirió a las milicias rebeldes ametralladoras, lanzadores
de morteros y vehículos de transporte.
Uno de los
beneficiarios de la financiación y del rearme israelí era el grupo rebelde
llamado Caballeros del Golán, integrado por unos 400 combatientes en la
provincia de Quneitra, que mantiene una alianza operativa con el EjércitoLibre de Siria, a su vez respaldado por Turquía y varios países
occidentales.
Cuando las
fuerzas leales al presidente El Asad recuperaron el control de las áreas
rebeldes próximas a los Altos del
Golán los insurgentes esperaban haber contado con el respaldo del
Ejército de Israel, pero la ayuda no se hizo efectiva. “No olvidaremos esta
lección. Israel no se ha preocupado por la gente. Solo se ha preocupado por sus
intereses”, declaró uno de los insurrectos entrevistados por la revista
estadounidense.
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